El otro día los chicos me dijeron que debería de comprarme más cosas que quisiera. Que al final de cuentas tenía el dinero para hacerlo.
Así que el fin de semana pasado que fui de regreso a LA por negocios de la empresa de mis padres. Lo ví.
Era perfecto para mí. Y sin importarme el precio. Salí manejando esa belleza. Ahora soy la envidía de la estación.